La tecnología nos brinda muchas novedades y variantes para personalizar nuestros celulares... aunque no todas sean muy seguras...
TONOS DE CELULAR
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Tenía una
semana que Reynaldo había bajado ese tono a su celular, consistía en un lamento
prolongado y hueco, seguido de una voz que decía unas palabras en otro idioma.
Lo había puesto para que sonara en las notificaciones, por lo que gran parte
del día lo escuchaba: chats, mensajes, llamadas, redes disponibles. Como amante
del terror estaba fascinado con su notificador. Inclusive varios de sus
compañeros de la universidad le habían pedido que les mandara el vínculo de
donde lo había descargado. Cosa que Reynaldo no haría, pues si algo quería era
tener un sonido diferente al de los demás.
Estaba en la computadora haciendo una tarea cuando su celular emitió el
lamento, era la segunda vez que lo hacía en menos de un minuto. Volteó a verlo,
pero resistió y siguió tecleando su texto. Era una tarea de Estadística y
datos, debía de mandarla esa misma noche. El celular sacó de nuevo el lamento un
par de veces. Reynaldo ya no resistió, jaló su aparato y le quitó el protector:
su pantalla solo mostraba la hora. No había ningún aviso.
— ¿Pero
qué ha pasado con este chunche? —se dijo mientras verificaba que no hubiera
realmente ningún aviso—. Ya van varias veces que suena sin motivo. ¿O será el
sonido que bajé? —golpeteó la caratula—. No, no lo creo.
Dejó su aparato y se sumergió de nuevo en la tarea. Estuvo así una hora
más hasta que acabó y se la mandó por correo al profesor. Después apagó la
computadora y se recostó. Estaba ya quedándose dormido cuando el lamento de su
celular lo despertó. Sonó tres veces seguidas. Había olvidado silenciarlo. Era
adicto a la tecnología, pero el sueño era sagrado para él. Revisó el aparato y
una vez más, no había notificaciones.