lunes, 29 de octubre de 2018

Fragmentos de terror... EL TEJECAL



Una leyenda del día de muertos...


EL TEJECAL


Tres hombres cubiertos de unos gruesos gabanes disfrutaban de un caliente café de olla, con sus sombreros de paja alcazaban a cubrir hasta la mitad de sus heladas orejas y usaban de vez en vez un pañuelo para limpiarse el agua que les escurría de la nariz por el frío de noviembre. Estaban sentados sobre unas sillas de madera en un pequeño parque enfrente de sus casas, en un pueblo llamado el Tejecal, en Oaxaca. Era un dos de noviembre donde se acostumbraba a recordar a los santos difuntos con una gran ofrenda que era montada por todos los hombres y jovenzuelos sobre la entrada de la única capilla de la cual disponían. Todas las frutas y platillos eran puestos por las familias —que juntas no ascendían a más de cuarenta—. Ya por las tardes oraban y recordaban tristemente a los que partieron. Durante las noches todos se retiraban a sus casas y se resguardaban bien en sus hogares, dejando todas las calles solitarias pues existía la creencia de que la muerte rondaba ese día buscando incautos a los que llevarse. La excepción eran aquellos tres hombres que disfrutaban una amena charla sobre leyendas y espantos.