lunes, 9 de enero de 2017

Fragmentos de terror... MANOLA


MANOLA



Manola se encontraba dando vueltas en la habitación. Estaba todo oscuro y estaba sola. Había pensado en pedirle ayuda a sus amigos, pero estaban ya todos dormidos, por lo que tendría que hacer las cosas sola. La oscuridad de la habitación no era problema para ella, sus ojos ya estaban acostumbrados a ello; de hecho, se sentía más cómoda en la noche, solo que esta vez estaba inquieta y deseaba tener un poco más de luz. Fue entonces cuando se acordó de la lámpara que estaba en el buró, a lado de la cama. Así todo le sería más fácil, prendería la lámpara y podría hacer su pendiente.




Fragmentos de terror... LA BOLSA


LA BOLSA


Eduardo entró azotando la puerta del bar. Pocos notaron su entrada, la mayoría de los hombres estaban borrachos en sus asientos tarareando las canciones de la rockola. Solo unos sujetos que jugaban al poker en una mesa voltearon a verlo, comentaron algo entre ellos y uno de ellos soltó una carcajada.
   Eduardo buscó el lugar más apartado de la puerta para sentarse. Se ubicó en la barra del barman en la esquina extrema.
El cantinero se acercó con un aire de desconfianza a atenderlo, Eduardo era un hombre cincuentón de barba mal cortada y pómulos prominentes.



Fragmentos de terror... Cartitas de la oscuridad





Cartitas en la oscuridad


 “Yo se lo dije a mi mamá mucho tiempo, pero nunca me creyó. Cuando se iba la luz y la oscuridad aparecía haciéndome muecas de burla, retándome. Sabía que le temía, por eso se burlaba de mí, por eso me retaba. Me incitaba a entrar a la habitación, a ese cuarto donde me aguardaba, donde estaba su escondite. Donde me esperaba con toda su paciencia.”