lunes, 9 de enero de 2017

Fragmentos de terror... MANOLA


MANOLA



Manola se encontraba dando vueltas en la habitación. Estaba todo oscuro y estaba sola. Había pensado en pedirle ayuda a sus amigos, pero estaban ya todos dormidos, por lo que tendría que hacer las cosas sola. La oscuridad de la habitación no era problema para ella, sus ojos ya estaban acostumbrados a ello; de hecho, se sentía más cómoda en la noche, solo que esta vez estaba inquieta y deseaba tener un poco más de luz. Fue entonces cuando se acordó de la lámpara que estaba en el buró, a lado de la cama. Así todo le sería más fácil, prendería la lámpara y podría hacer su pendiente.






Se subió al buró para conectar el enchufe, cuando oyó la manija de la puerta. ¡Martita había llegado! Tenía que correr a su lugar.
   Como pudo bajó y se subió al librero, corrió hacia el segundo estante al tiempo que la luz del exterior invadía el cuarto.
   Se colocó a lado de Vitorolito apoyándose en su hombro.
    Ves como no hay nada le dijo una señora que entraba con una niña pequeña, la cual se escondía entre sus faldones largos.
    Pero Mamá te digo que Manola está viva yo la he pillado en la noche moviéndose.
—  Obsérvala Martita, está tal cual la dejaste.
—  No lo está agregó la niña moviendo a Manola hacia el muñeco de alado—. Yo bien me acuerdo que estaba recargada sobre Josefín. ¡Y mírala, está sobre Vitorolito!
—  Bueno, basta de tonterías. A dormir.

 La mamá cargo a su hija y la llevó a la cama, la tapó y persignó.
Reza y pídele a tu ángel que te proteja.
  La puerta se cerró. Martita conectó la lámpara con rapidez.
    Como si mi ángel pudiera con Manola —se dijo a sí misma mientras no perdía de vista el segundo estante del librero.

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