lunes, 28 de noviembre de 2016

Fragmentos de terror... MI QUERIDO


Hay seres que llegan a nuestra vida y nos cambian para siempre, para siempre...



MI QUERIDO
¡Como lo quiero! Más que quererlo, lo amo. Es lo mejor que me ha pasado en mi vida, es más, si tuviera que elegir entre mi mami y él, sin dudarlo, lo escogería a él. Y no es que no quiera a mamá, al contrario, ella siempre me ayuda a peinar y me deja pasar horas y horas jugando; pero mi querido es ahora lo más importante en mi vida.
Antes tenía yo varios amigos que venían a jugar conmigo, la mayoría eran los hijos de la corte de mi padre, el rey Magno; algunos otros, eran hijos de reyes de otros imperios. Cuando solo venían niñas a visitarme, nos deleitábamos en mi casa de muñecas que me habían construido en uno de nuestros jardines. Era una casa pequeña en la que no cabíamos más de seis niñas, ahí nos gustaba jugar con nuestras muñecas, tomar el té —que nos llevaba Yorú, la sirvienta—, y también platicábamos las aventuras de nuestros padres y nos enseñábamos nuestras nuevas prendas traídas de tierras e imperios lejanos. Pero cuando había niños de por medio, la cosa se complicaba y no jugábamos en mi casa de muñecas; tu sabes, los chicos son muy raros y solo piensan y quieren jugar a montar caballos y ser grandes espadachines.






Pero esos días de juegos con aquellos niños han quedado en el olvido. Y es que desde que él llegó, mis antiguos amigos se han ido alejando. Y no es algo que me haga sentir mal, solo que a veces pienso que no han sido tolerantes con mi nuevo amigo. Quisiera que le hubieran dado una oportunidad de conocerlo y amarlo como yo lo he hecho. Pero en lugar de eso, lo han juzgado muy duramente por su apariencia. Me pidieron que no se los acercara y, además, se han burlado de su apariencia. Lo han llamado monstruo horroroso.
Todo esto por supuesto que a él no le ha gustado, y por eso se ha ido encargando de esos antiguos amiguitos míos, enseñándoles que eres su amigo o eres su enemigo. Y todo este desprecio por su apariencia pasó sin que lo vieran tal cual es. ¿Se imaginan cómo lo hubieran tratado si lo vieran como yo lo veo? ¡Mil veces peor! Todos lo ven como un pequeño muñeco peludo con un gran hocico ancho y largo. Su apariencia me hace recordar a un toro y a un lobo. Pero esta fachada es solo cuando no se siente en confianza, lo hermoso viene cuando se transforma: su pelo se cambia por una elegante piel parduzca que me recuerda mucho a las finas telas que mi padre le compra a los mercaderes del mar. Su hocico se agranda más y le salen unos filosos colmillos, y sus pequeños cuernos se agrandan como los de un carnero. Y si hay algo que me consta es el filo de sus colmillos, pues el hijo del tesorero real murió a causa de su filo. Yo le advertí que no le llamara a mi querido: “rata asquerosa de campo”. Pero el niño nunca entendió y mi querido le tuvo que enseñar a respetarlo. Hace unos días, Yorú me informó que habían encontrado el cuerpo del niño lleno de heridas. Los guardias del reino, dijeron que había sido quizá por algunos ladrones del camino o peor aún, algún animal salvaje. Solo yo sé que no fue ninguna de esas dos causas, fue mi querido quien le dio una lección. Bueno, también Yorú, la sirvienta, lo sabía, pues ella me lo regalo. Ella es una criada que fue comprada en una cruzada que tuvo mi padre en tierras muy lejanas, es de piel oscura y ojos muy negros. Cierto día, me dijo con su acento raro:
— Elena, yo te quelo mucho. Por eso te quelo dal un regallo. ¿Te gustaría adoptal a más grandel de todos?
Yo me imaginé que se refería a algún perro o gato, pero encantada acepté, y entonces me entregó a Amon. Al principio era un simple muñeco (como el que veían mis amigos), pero después se fue transformando poco a poco hasta que mostró su realidad. Y ahora no solo juego con él en la casa de muñecas, además, me ha prometido que con la ayuda de Yorú, le daremos vida a varias de mis muñecas. También durante largas platicas me ha ido contando todos sus secretos y sus planes…
Dice ser un demonio muy viejo, más viejo que la vida misma y los grandes árboles de mi jardín. Dice que ha recorrido todas las tierras existentes bajo distintas formas y en ellas ha gobernado bajo imperios de violencia y hostilidad. Nunca nadie se ha burlado de él sin sufrir su ira, tal cual le paso a otro de mis antiguos amigos: Ramar. Él era el hijo de un importante mercader árabe. Amon me contó que una vez que yo me entretuve con mis amigas y lo dejé solo un momento, mi antiguo amigo se atrevió a soltarle una patada a mi querido. Esto bastó que Amon le diese una lección, me contó que lo tasajeó tan finamente que colgó sus partes junto a las telas que vendía su padre. Eso la verdad me dio escalofrío, pero mi amor por él es mayor que sus atrocidades.
Sus problemas empezaron el día que se topó con una maga blanca que lo encapsuló en el muñeco que ahora tengo.  Pero gracias a Yorú y a un favor que me ha pedido, podrá volver a un cuerpo y continuar con un nuevo imperio.
Y hoy me ha despertado diciéndome que había llegado el momento. Suspiré con fuerza, pues quiero mucho a mi padre, pero lo quiero más a él. Me condujo hacia la habitación de mis padres, ambos estaban acostados y no se movían, tan solo se me quedaron viendo fijamente cuando entré. Yorú estaba alado de ellos con una jarra de té a medias. Debía de haberles dado algún preparado que los había inmovilizado.
Amon se acercó a mi padre y con sus garras le hizo un corte en su ombligo, yo esperé ver mucha sangra volando, pero no fue así, no le salió nada. Mi querido metió su garra en el interior del abdomen de mi padre, como si fuese un hoyo en la tierra, y comenzó a sacar una luz grisácea. No sé qué era eso que estaba sacando de mi padre, pero conforme lo hacía, los ojos de mi padre se fueron apagando.
    Su ser —me dijo Yorú al verme angustiada—. Su vida.
Amon volteó a verme, me sonrió y por aquel hoyo del abdomen, se sumergió en mi padre.
Mas se tardó en entrar, que los ojos de mi padre en cobrar vida de nuevo. Pero ya no era mi viejo rey Magno, ahora era mi querido Amon.
Yorú se desnudó y se acercó a mi madre, le arrancó las ropas de dormir. Se acostó encima de ella, la empezó a acariciar de manera muy rara, no como me solían acariciar mis padres, sino de otra forma, supongo que así son las caricias entre adultos. Después de una manoseada a mi madre, Yorú se le quedó viendo a los ojos y la besó.
Nunca creí ver a dos mujeres besándose. Al principio el cuerpo de mi madre empezó a moverse de un lado a otro, después, dejo de moverse. Esperé impaciente unos segundos mientras mi querido, ahora en el cuerpo de mi padre, estaba a mi lado, poniéndome su mano en mi hombro, en señal de apoyo. Entonces, mi madre se movió y arrojó a Yorú a un lado, ahora el cuerpo de la sirvienta, era el que estaba sin vida y tirado en el suelo.
Mi madre se levantó y se acercó a nosotros, y al ver sus ojos, supe que ya tampoco era mi mamita, ahora era Yorú.
Me limpié una lagrima de mis ojos y le pregunté a Amon:
    ¿Entonces si podrás darles vida a mis muñecas?
Amon me sonrió con la boca de mi padre, me acarició mis cabellos y mirando hacia el ventanal desde donde se veía su imperio y un lejano horizonte, me respondió:
    Claro, querida. Les iremos dando vida una a una. Pero por ahora tengo tierras que conquistar y sangre que derramar.
Emocionada los abracé, ahora, eran mi nueva familia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario