lunes, 25 de febrero de 2019

Fragmentos de Terror... EL DESEMPLEADO


¿Cómo saber cual es el mejor trabajo para un desempleado?..


EL DESEMPLEADO 



Aarón dejó el periódico de clasificados en la mesa de centro, se inclinó hacia atrás mientras recordaba sus tiempos de gloria y fortuna. Apenas tenía cuarenta años y nunca imaginó que fuera a perder su empleo tan joven. ¡Joder, había otros actores de más años y seguían en la productora, y mientras tanto él padeciendo del desempleo y la limitación de sus gastos! Se sentía como un deportista que a sus treinta es jubilado por ser ya un anciano para esa profesión; siendo que podían dar más de sí, al igual que él, aún tenía muchos años para aportar a su trabajo y a la industria xxx.

  Le conocían como “el Burro” y había filmado decenas de películas y cortometrajes para la productora xxhot.com, tenía bastante fama en el medio y hasta memes hacían en las redes por su grande polla de veinte centímetros. Pero la causa para prescindir de sus servicios fue un nuevo joven de 22 años y 22 centímetros de herramienta. Sí, aquel mocoso tenía un miembro descomunal, y para colmo era joven y guapo (más bien para Aarón tenía cara de puto maricón). Aunado a eso el muchacho tenía el vigor y la recuperación que solo la juventud brinda (cuando por accidente se corría aquel joven, a los diez minutos ya la tenía de nuevo parada). En cambio, Aarón en sus últimos filmes había perdido la erección en pleno rodaje, ya no aguantaba tanto sin eyacular y, cuando se venía, tenía que recurrir a pastillas, bombas y demás artilugios para levantarla rápido. Solo era cuestión de años y de pasar por cientos de mujeres para que a aquella nueva promesa del porno le pasase lo mismo y fuera sustituido por otro, pero mientras ese relegado era Aarón. 







  Lo primero que hizo fue mover a sus muchos contactos para hablar con los dueños de las otras productoras, los cuales ya lo conocían y concordaron que sus mejores tiempos ya habían llegado a su fin. Al final el cine porno al carecer de trama, se basaba en esculturales e insaciables chicas, y aguantadores y dotados hombres; por lo que necesitaban nuevas caras que refrescasen su repertorio. Incluso ni siquiera en el porno gay lo quisieron, era como si todo el mundo se hubiera puesto en su contra. Después de esa búsqueda infructuosa entre los directores, decidió por primera vez en su vida buscar un trabajo normal. El problema era que ni siquiera la educación media había concluido y no tenía experiencia en nada que no fuera follar mujeres. Por lo que solo estuvo un par de días buscando en portales de empleo, dándose cuenta de que no cubría los requisitos de ninguna vacante (ni siquiera para lava loza), y que los sueldos no le alcanzarían ni para cubrir sus gastos de media semana. Después de eso entendió que tenía que repasar sus contactos para hablar con alguien más. Fue cuando encontró el teléfono de Eliazar, un enano con el que filmó la película de: “Caputita y los siete enanos cogelones”. Después de rodar aquella película nunca más supo de él. Le marcó al teléfono de la tarjeta que le había dado pero no contestó; era lógico, después de tantos años era difícil que tuviera el mismo móvil. En la tarjeta venia una página donde el enano le dijo que trabajaba, era una productora alternativa llamada: “terrorpornx.com”.

    Puso en el navegador la dirección del sitio y le saltó una vistosa y gótica página que, de no ser por los títulos de los videos, juraría que era una web de pelis de terror o gore. La página era 100% de paga (y nada barata) y solo se podían ver los trailers del material que hacían. Muchos de ellos estaban basados en clásicos del terror: desfilaban hospitales abandonados, asesinos seriales conocidos y demás remakes de éxitos de Hollywood. Aarón estuvo viendo varios videos y quedó fascinado por la caracterización de los actores y el montaje en general, todo estaba muy bien editado. Buscó en el menú pero no había ningún medio de contacto, por lo que optó por pagar un mes con su tarjeta de crédito para ver si dentro encontraba cómo contactarlos. La suscripción fue inmediata y comenzó a navegar en el sitio sin restricciones. Le picó la curiosidad y vio la primera película que encontró: era de un hospital con enfermeras sexis y doctores deformes que se follaban hasta el cansancio a un grupo de tres curiosos que entraban a investigar el sitio abandonado. Duró casi una hora y era bastante bizarro, pero muy bien hecho y hasta excitante, tanto que a Aarón se le había puesto dura y estuvo a punto de pajearse. Deseó ver otra más, pero recordó el verdadero motivo de su entrada a ese sitio. Buscó en el menú y encontró una liga a “trabaja con nosotros”, entró ahí y le arrojó a un video corto más bizarro y grotesco aún. Unos actores con varios brazos, piernas y falos, follaban a unas mujeres que habían raptado en una nave extraterrestre. Al final venia un mensaje de que, si aun así estaban interesados en querer trabajar para terrorpornx, marcaran a un número.

  Aarón lo dudó un momento, pues ese último video era más perturbador que los del menú tradicional, pero al final necesitaba mucha plata y solo tenía una polla grande para conseguirla. Marcó el número y tras unos segundos una mujer le contestó, le hizo unas preguntas sobre su experiencia y su edad, le pidió le mandara por correo fotos de su cara, cuerpo y miembro. Después de unos diez minutos recibió una respuesta dándole una cita para el día siguiente. El sitio no estaba tan lejano de ahí, era en las afueras de la ciudad. “El burro” sonrió, tendría trabajo de nuevo y sus antiguos jefes productores se arrepentirían de haberlo despedido cuando vieran el éxito que tendría en aquella nueva productora.



2

Aarón se alistó con sus mejores ropas, no poseía un cuerpo atlético pero su genética era ancha y se cuidaba; eso le daba una apariencia “apetecible” para las películas. Llevaba sus gafas oscuras (las del toque enigmático) y su Camaro rojo. La dirección estaba en las periferias de la ciudad, sobre una carretera pegada a un cerro mocho. El acceso era de pura terracería y a lo largo de este se veían casas de lujo en aquella soledad. Le pareció más una zona de narcos que una pequeña mancha urbana. Ninguna de aquellas lujosas casas tenía ni número ni indicación del nombre de la calle o colonia; ni siquiera el “Dios Google” tenía rastro de aquel sitio. Para su fortuna en el cuerpo del correo venia una foto de la fachada. Tras seguir un rato manejando y adentrándose en quién sabe dónde, dio con el lugar. Eran los dos portones negros que se elevaban varios metros, y cada uno de esto tenía pintada una “X” roja. El resto de las paredes estaba lleno de enredaderas. Bajó de su auto, tocó el conmutador, y desde el interfono le hicieron unas preguntas confirmando su identidad. Las puertas se abrieron y condujo su auto hasta un estacionamiento en un colorido y hermoso jardín con árboles frutales. Era un lugar hermoso para pasar un fin de semana. Bajó de su Camaro y se dirigió hacia un edificio de puertas de cristal. Ahí lo revisaron unos policías, se registró y lo condujeron hasta el primer piso donde una escultural secretaría trigueña lo atendió, supuso que era la mujer con la que había hablado por teléfono. Se sentó en un cómodo sofá a esperar. En esa misma estancia estaba esperando una chica que tendría cuando mucho unos veinte años, llevaba una minifalda azul metálico que le entornaba sus blancas piernas, traía un saco que dejaba entrever una blusa escotada. <<Esta zorrita viene a casting>>, pensó Aarón viéndole las piernas, <<ojalá y me pongan a follar con ella>>. La chica pareció intimidarse y se arrinconó hacia la esquina del sillón. También estaba un hombre muy delgado y demacrado, no parecía estar ahí por gusto ni ser un actor porno, su mirada estaba perdida sobre una pintura de animales que estaba en la pared de enfrente.

  Aarón estuvo esperando media hora más en lo que pasaba el hombre flaco y la linda jovencita. Ninguno de los dos volvió a salir, quizá los iban a pasar a algún casting. <<Y eso significa que la jovencita me podría estar esperándome con las piernas bien abiertas>>.

  Al fin salió un hombre güero con intensos ojos azules y un fino traje negro. Le emitió a Aarón una sonrisa de comercial de pasta dental, lo condujo hacia una oficina con más cuadros de animales y sillas metálicas. Lo invitó a sentarse y le dijo:

  — Mi nombre es Ryan, soy el gerente comercial, y es un honor tener al Burro aquí queriendo trabajar para terror porn —le hizo un ademán de cortesía—. Usted aparte de ser todo un ícono del medio, trae la recomendación directa de uno de nuestros ex trabajadores, algo muy bueno.

  — Gracias. ¿Ya ha renunciado el enano Eliazar?

  — Digamos que falleció aquel buen actorcito —le contestó clavándole su intensa mirada—. Toda una pena, pero el mundo sigue y los filmes también. Ahora volviendo a lo que nos compete, mi estimado Aarón —le extendió una carpeta—, lo siguiente es que lea a detalle este contrato. Y como usted ya tiene una muy pero muy ligera idea de lo que aquí hacemos, le comento que nuestros filmes son más una producción de cine que un barato filme pornográfico, como el de su antigua productora. Aquí es un cine bizarro y espectral. —Se levantó y se fue hacia la salida de la oficina— Lo dejo para que lea con calma el contrato, regreso en diez minutos.

  Aarón sintió un escalofrió al recordar el último video que había visto con aquellos actores tan magníficamente maquillados como seres grotescos. No le cabía duda de que era algo bizarro y … ¿espectral? Nunca leía los contratos pues las letras y él eran acérrimos rivales, ya suficiente tenía con leer y aprenderse los pobres libretos de sus filmes (dos hojas como máximo). Más en esta ocasión lo fue leyendo detenidamente pues no sabía exactamente porqué, pero deseaba salir corriendo de ahí y seguir pepenando entre las productoras xxx menores, quizá alguna por un modesto contrato si le gustarían sus servicios de veinte centímetros. Y a pesar de sus miedos siguió leyendo. En el contrato mencionaba que tendría un seguro de vida y unos honorarios mucho más elevados que en su antiguo empleo. Esto emocionó a Aarón, solo habló de algunas dudas con el gerente cuando regresó, y firmó el contrato y recibió un firme apretón de manos y un abrazo del gerente.

  — Sabe nos gustaría empezar ya a filmar un mini cortometraje —le dijo el gerente con su sonrisa perfecta—. ¿Ha desayunado bien?

  — Bueno si, pero no pensé que hoy mismo empezaría.

  — No se preocupe. Mire en lo que terminan de preparar a los nuevos actores —le dijo abriendo una puerta y señalándole hacia un largo pasillo—. Vaya a comer y beber algo ligero que le de energía. Al final del corredor verá una puerta con un tenedor y una cuchara, ahí es. No le recomiendo entre al otro cuarto de comidas. No es propiamente para humanos. —Se quedó con cara seria esperando ver la reacción de Aarón, cuando vio que este tenía cara de intriga, soltó una carcajada y agregó—: Solo entre donde le dije —vio su reloj—. En veinte minutos voy por usted.

  Aarón no tenía hambre y por un momento pensó en decirle que no era necesario, pero recordó sus últimos “problemas técnicos de erección”, y pensó en que encontraría alguna bebida isotónica que lo ayudase. Se dirigió hacia el pasillo.

  El pasillo era largo y lo bastante estrecho como para que no cupieran más de dos personas a la vez. Las primeras puertas solo tenían un número que las identificaba, todas estaban cerradas. A Aarón le entró curiosidad de que había en cada interior, volteó hacia la puerta del director la cual seguía cerrada, pero siendo un estudio de televisión y viendo la cantidad de seguridad que tenían, en alguna de las esquinas de la pared (o camuflajeadas en los cuadros de animales sobre las paredes), debía de haber cámaras con un circuito cerrado y en algún cuarto un policía dedicado en cuerpo y alma a vigilarlos. Por fin llegó a las últimas dos puertas, encontró la que dijo Ryan con la imagen de los cubiertos y, para su sorpresa, la puerta de enfrente también tenía el símbolo de los cubiertos pero con una imagen de un alienígena arriba. Aquello picó demasiado su curiosidad y olvidándose de si había o no cámaras, y de si perdería o no su trabajo por metiche; se fue hacia la puerta del alienígena y entró.

  Abrió muy despacio esperando ver a alguien adentro, y si eso ocurría, diría que se había equivocado con el pretexto de que la puerta tenía también cubiertos, pero no había nadie a simple vista. Miró con atención: el espacio era amplio y estaba iluminado a media luz, al principio le recordó a un buffet de comida china. Un mueble grande de baño maría con varios compartimientos se veía en medio, alrededor estaban varias sillas y mesas. Aarón echó otra ojeada y no encontró a nadie, entonces empezó a ver que había de platillos en el mueble.

  Fuera de que le abrieran el apetito le dieron un profundo asco, había ojos en una charola, lenguas en otra y orejas y manos en otras más. Aquello debía de ser utilería para los filmes, quizá iban a filmar ahí alguna película de caníbales o algo así. Más animado por esa idea tocó una lengua, su textura era idéntica a la suya. <<Wow, increíble, son unos genios estos tíos>>. A lado había otro mueble idéntico, tenía partes de animales como hígados, sesos, trompas de cerdo, etc. Tocó con la punta del dedo un hígado y corroboró que si era real y no de utilería. Siguió avanzando para encontrar un tercer mueble baño maría, era del doble de tamaño y cada compartimento estaba asimétrico contra los demás; ahí encontró órganos extraños como ojos gigantes y con varios iris, manos y garras de muchos dedos, alas carnosas, y demás partes que no había visto en ninguna especie humana.

  << ¿Qué puta madre son todas esas cosas?

  Al fondo del cuarto estaba una puerta amplia, y a lado en el suelo, bien acolchonado y quieto, estaba un animal que bien podía ser un perro o hasta un lobo. Estaba quieto y viéndolo directo, no podía distinguir bien que era por la escasa luz que ensombrecía algunas partes de la estancia.

  — Me largo de aquí —se dijo, el animal empezó a gruñirle y avanzar hacia él—. Sususu perrito, lo siento. ¿Estabas comiendo? No quise interrumpir, solo me retiraré y tú sigue en lo tuyo.

  El animal entró en una área más iluminada y Aarón pudo verlo mejor, no era ni un perro ni un lobo, de hecho, no supo distinguir que tipo de animal era. Tenía dos hocicos largos que apuntaban hacia los lados de su rostro, y arriba de estos tres ojos lo miraban con el sigilo de un cazador antes de lanzarse contra su víctima. Su torso era más grande que el de un lobo y sus patas estaban musculosas y peludas.

  Aarón siguió retrocediendo de espaldas, sin perderle la vista, entonces chocó contra uno de los baños maría. Nervioso se quedó inmóvil sin saber qué hacer. El animal estaba ya muy cerca y podía oler sus fétidos hocicos que mostraban unos colmillos bien afilados.

  La puerta de entrada se abrió y se oyó al gerente Ryan decir:

  — Señor Aarón, no es recomendable molestar a los actores cuando recuperan energías. —Se acercó hasta él, y aquel animal retrocedió hasta el rincón donde estaba al principio y siguió masticando lo que fuera que estuviese masticando antes—. No todos son tan amables cuando comen.

  — Lo siento, creo que me he equivocado de puerta.

  — Sí, claro —le respondió con su sonrisa perfecta—. Relájese no pasa nada, si viera su aspecto fantasmal que tiene en este momento. ¿Entonces me imagino que no ha comido nada? —Aarón le confirmó y el gerente agregó—: Bueno, no se preocupe. De todas maneras le daremos una ayuda para que haga proezas sexuales.

  Salieron del cuarto y fueron hasta la puerta de enfrente. Ahí el espacio era más pequeño y había solo un mueble baño maría con guisos normales: albóndigas, huevo, arroz, patatas y postres. El gerente sirvió de una garrafa dos vasos de agua de sabor, le dio una Aarón que se la bebió de un trago, era limonada con poca azúcar, le cayó como gloria después de aquel susto pues tenía la boca seca.

  — ¿Qué se supone que era esa cosa que estaba en el comedor? —preguntó Aarón. Aun sentía la piel chinita al recordarlo—. Y toda esa comida de aquel cuarto me imagino que era utilería para sus filmes.

  El gerente se quedó un rato viéndolo mientras seguía bebiendo su bebida, después respondió:

  — Como le dije es una de nuestras estrellas de la productora, el decirle que es exactamente es… digamos algo complicado. Y referente a los platillos, digamos que hay de todo y para todos gustos y necesidades. Ya muy pronto sabrá a que me refiero. —Ryan sacó otra ronda de bebidas, del bolsillo de su saco sustrajo dos capsulas, una era azul y la otra roja, se las extendió hacia Aarón—. Primero la roja y luego la verde —agregó cerrando un ojo.

  — ¿Qué es esto? No suelo drogarme y…

  Ryan soltó una risotada.

  — Para empezar, mi estimado Burro, esto no es una droga y, para continuar, las jornadas en esta productora son largas y muy demandantes, más que en su antigua productora, y para finalizar usted sabe que como machos necesitamos muchos recursos para poder estar produciendo y derramando tanta leche. —Se quedó callado como esperando una confirmación de su anfitrión, entonces Aarón movió la cabeza y el gerente continuó—: En su contrato en la cláusula veinte menciona que la productora podrá darle los complementos necesarios para su óptimo desempeño. Y bueno, siendo esto así, la capsula azul son macronutrientes que necesitara para no morir tras tanta corrida y corrida —sonrió para aligerar su comentario, pero el Burro permaneció serio—, y la roja es para que tenga tanto vigor y deseo que quiera coger a cualquier hoyo existente a su paso durante varias horas.

  Aarón no recordaba esa cláusula, aunque cuando leyó todo a lo que le prestó más atención fue al sueldo, al final era lo que le interesaba. Esas cápsulas se veían igual de extravagantes que el comedor alienígena, de hecho, le recordó a la película de Matrix; pero si todo era cierto, solucionarían sus problemas de erección y recuperación. Tomó la primera cápsula y se la pasó con la limonada, después hizo lo mismo con la roja.

  — Muy bien —dijo Ryan. Se dio la media vuelta y se dirigió a la puerta—. Descanse unos diez minutos en lo que hacen efecto las cápsulas, no vaya a comer nada, aunque dudo que tenga hambre, y sobre todo deje de curiosear por ahí. Ya después tendrá tiempo para conocer todo y conocerá a Líbrido y, quizá, hasta filmar algo con él.

  Hasta que el gerente se marchó y cerró la puerta, Aarón se animó a echar un vistazo a aquel cuarto, en este no había nadie y sobre todo no había libri… animales raros. ¿Sería una especie desconocida de las amazonas, o un maravilloso efecto de la tecnología de cine? Fuera lo que fuera le dio otro escalofrío.





3

No pasó mucho tiempo antes de que Aarón se sintiera más vigoroso y excitado que nunca. No sabía qué tipo de pastillas eran esas, pero estaba seguro que sí su efecto era duradero podría filmar todo el resto del día sin problemas. El gerente lo llevó hasta el set de filmación (la puerta número uno). Era un lugar bastante grande: un camino de terracería que fungía como carretera conducía hacia una pradera donde muchas grutas escondidas se veían al fondo. Todo estaba tan perfectamente representado, que el Burro se preguntó si no había sido transportado a ese hábitat de verdad, fue tocando las plantas y la tierra, no eran de utilería, era la naturaleza en verdad.

  — ¿Cómo le hacen para crear escenarios tan reales? —preguntó mientras el olor a hierbas frescas lo impregnaba—. No me pareciera que estoy dentro de un set.

  — Todo esto es real —confirmó Ryan levantando un puñado de tierra—. Ahora lo importante es que le explique su papel para esta película. Hoy solo haremos el trailer, para que los cibernautas nuevos pueden ver el avance y se animen a pagar la membresía.

  Un hombre se acercó a ellos, era alto y muy ancho, tenía una barba larga y era casi calvo, le extendió la mano a Aarón.

  — Mi estimado Burro —le dijo haciéndole una reverencia—. Mi nombre es Melquiades, yo soy el director de producción y me encargo de que todo salga bien y a la perfección.

  — Un gusto.

  — Bueno los dejaré solos, tienen mucho que grabar —anunció Ryan retirándose.

  Melquiades comenzó a describirle la historia. El filme trataría de un famoso explorador (Aarón) que llegaría en su jeep a esa zona como parte de su investigación para su último documental, encontraría las grutas y de ahí saldría un anciano que entablaría una conversación rara (por su mal dominio del idioma español), y le pediría que se fuera al explorador; el cual decepcionado y viendo la actitud del anciano se va de momento. Ya por la noche regresa y empieza a escondidas a investigar las grutas. Ahí encuentra al anciano dormido más es sorprendido por una mujer primitiva quien lo seduce. Termina el explorador haciéndole el amor excitado por el minúsculo taparrabo que lleva la mujer. Pronto llegan otras mujeres de la misma apariencia quienes buscan también ser saciadas por el explorador. Después el anciano despierta y gustoso se une a la orgia.

  Para Aarón la historia sonaba interesante tomando en cuenta la calidad de sus películas, y sobre todo con las excelentes caracterizaciones. El productor le fue explicando detalles adicionales sobre las cámaras, los capítulos y los diálogos que le darían con un apuntador (cosa que le fascinó a Aarón pues no tendría que estar horas y horas leyendo para aprenderse los diálogos). Nunca vio a los otros actores pero Melquiades le explicó que estaban en la cueva y aparecerían en su momento.

  El rodaje comenzó y Aarón fue filmando las escenas de la llegada y la exploración inicial. Después fue la escena del ermitaño corriéndolo, aquel personaje estaba muy encorvado y tenía la cara deforme, un ojo era más bajo que otro y la mejilla derecha estaba quemada. Se le hizo conocida aquella cara pero no recordó donde. La siguiente escena continuó con la irrupción del explorador en la cueva. La actora primitiva salió solo con un diminuto taparrabo, tenía unos pequeños pero firmes senos y unas torneadas piernas que le hacían juego. Su cara era como la del ermitaño, con un ojo deforme y la mitad del rostro quemada. Aquel detalle no le importó al Burro y siguió el rodaje haciéndole el amor a la chica, terminó viniéndose en su cuerpo. Hicieron una pausa.

  — Yo los conozco —le dijo al director—. Esos actores como que los he visto en algún lado.

  — Si son nuevos, fueron contratados minutos antes que tú y enseguida se les preparó para el rodaje.

Aarón recordó que Ryan le había dicho que estaban preparando a los nuevos actores en lo que el comía algo, también se acordó del tipo de la recepción con cara angustiada y mirada perdida, y de la linda jovencita de minifalda que lo había excitado; los cuales habían entrado a la oficina del gerente pero nunca habían salido. Y aquel ermitaño era el tipo cabizbajo, y aquella mujer primitiva era la chica… <<sabía que me la cogería>>, pensó y eso le gustó como hace mucho no recordaba hacerlo. Al principio de su carrera se emocionaba de poder montarse a tal o cual actora, pero conforme pasaba el tiempo el encanto terminó, y ni siquiera la mujer más buena o más guapa del medio le emocionaba ya, todo se había vuelto rutina y obligación. Hasta que había visto a aquella chiquilla y sus lindas piernas, y su deseo y su lívido por alguna mujer había vuelto.

  — Pero esas caracterizaciones —le dijo aun embelesado en sus recuerdos.

  — Porque Ryan no les dice bien todo —suspiró el director—. Bueno supongo que es mejor que lo vivan en acción a que salgan corriendo al solo contárselos. No son maquillajes, son las pastillas los que los transforman. Y algunos digamos…que no son humanos propiamente —agregó y se levantó hacia su lugar.

  La nueva escena empezó. La chica primitiva se puso en la misma posición en la que se habían quedado, entonces llegaron varias mujeres. Todas tenían de vestimenta solo un taparrabo, y sus caras eran aún más deformes. Algunas tenían tres brazos, o cuatro senos, o incluso dos labios vaginales. Aarón empezó aquella orgia y, ante el constante estimulo de varias mujeres a la vez, se corrió enseguida, pero para su sorpresa, su miembro estuvo enseguida de pie, listo para otra eyaculación.

  Una mujer de dos vaginas se le montó encima, brincaba sobre su miembro en una cavidad y luego se salía para montarse en la otra entrada; emitía un gemido más que humano, como un aullido salvaje de alguna hembra apareándose con su macho. Aarón volteó a ver al anciano que con tres penes muy separados entre sí, lograba complacer a tres mujeres salvajes al mismo tiempo, una de ellas recibía gustosa un semen verdoso del anciano.

  Entonces Aarón se vino por tercera, cuarta o quizá quinta vez, había perdido la cuenta de las veces que había eyaculado. Entonces decidido a saber la verdad, se levantó y le jaló a una mujer un tercer brazo que consideraba era falso. No consiguió nada, solo el quejido de la primitiva, aquel era un brazo real

  — ¿Qué es esto? —gritó Aarón interrumpiendo el film—. ¿Quiénes son estos seres?

  El director sonrió y les pidió a los seres se formarán.

  — Bueno, señor Burro, como usted verá ellos no son humanos. —Se acercó a una chica de tres senos y se los fue tocando—. Y no te voy a explicar el origen de cada uno, tú solo limítate a actuar que para eso se te contrató.

  Aarón recordó el comedor alienígena con partes humanas, animales y … ¿extraterrestres?

  — ¿Entonces el comedor ese es para ellos?

  — La gente ama el terror —se oyó una voz detrás, era Ryan, Aarón lo agradeció pues en cierta medida era al que más conocía y le tenía más confianza, y, si él corroboraba toda aquella mierda, entonces sería cierta—. Les encanta ver asesinos, sangre y seres grotescos y fantasmagóricos —dijo señalando a los actores—. El cine está tan avanzado que la gente concibe nuestros filmes como grandes producciones, y claro que lo son, pero nadie se imagina que estos seres existen y no son obras hollywoodenses.

  Melquiades se fue hacia su silla y gritó: —¡Todos a sus puestos, que siga el rodaje!

  Ryan le hizo una seña a Aarón para que ocupara su lugar, este se colocó en su sitio.

  Las chicas deformes se abalanzaron sobre él, una de ellas comenzó a mamársela con tal pericia que pronto se vino en su rostro; entonces lo tiraron de nuevo y otra mujer se le subió para montárselo. Así Aarón supo el verdadero poder de las capsulas, ahora él era también un sobrehumano que podía tener orgasmos y eyaculaciones una tras otra sin parar. Y mucho más allá de eso descubrió que lo estaban mutando: de su ombligo salió una protuberancia que poco a poco fue creciendo, y tomando la forma de otro pene tan grande como el de veinte centímetros que tenía en las piernas. Sin pensarlo, una mujer de cuatro senos se metió en una vagina que tenía por el codo el nuevo miembro de Aarón.

  — Genial, genial —oyó decir al director mientras seguía disfrutando doblemente.


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